Capitulo III
El fantasma - parte 2
- Este jardín es tuyo? - Pregunta Amalia sorprendida - Es hermoso!! - Dice sonriente.
- Si lo es, yo fui quien puso aquí las primeras flores, eso fue antes de que construyeran este lugar, al parecer las personas que lo hicieron les gusto mucho ya que nunca tocaron esta parte, solo lo dejaron tal cual. Pero puedo decir que se ve mas hermoso desde que tu lo cuidas, gracias por eso - Dice el extraño muy agradecido.
- No es nada, me parecieron muy bellas cuando las vi y no pude resistirme. Oye tengo que preguntarte, La otra noche dijiste que siempre me veías... Desde cuando? desde que llegue?
- No, desde que caminabas por ese pasillo, era la primera vez que lo hacías, yo lance una piedra y tu volteaste, pensé que me habías visto a mi pero, en realidad fue el jardín lo que llamo tu atención, desde ese día estoy contigo. Pero fue un tiempo después que comencé hablarte - Contesta el desconocido mientras se acerca a Amalia - Cuando te vi pensé que eras un ángel, se que existen pero nunca los he visto y al verte creí que eras uno, Nunca vi rostro tan bello, ni piel tan blanca y tu cabello me recuerda la noche, tu ojos verdes como el pasto y tus mejillas tan rodas como las rosas que aquí florecen, tu boca es pequeña, tus labios se ven rosados, pero la mejor parte es cuando sonríes eso hace que toda tu belleza resalte, La primera vez que te vi sonreír fue aquí y me dije, definitivamente tiene que ser un ángel - Dice el desconocido casi susurrándole al oído.
Amalia se ruborizo por las palabras de este extraño y al sentirlo tan cerca se aleja, le agradeció por responder a sus preguntas y por el tiempo dedicado y se despidió. El desconocido no la detuvo y solo le dijo que si quería hablar con alguien también con el podía hacerlo. Ella solo abrió su boca para preguntar.
- En caso de que sea así, Como te llamare? -
El estaño respondió - Puedes decir fantasma y yo sabre que quieres hablarme, claro que si encuentras otra forma de hacerlo dímelo.
Al extraño no le importaba como fuera llamado ya que ese era el único nombre que muchos en el pasado le pusieron.
Amalia acepto y se fue del lugar, dejando al fantasma solo, aguardando el momento en que ella lo llamara para hablar, porque eso era lo que al parecer solo quería.